11 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
12 diciendo:Anunciaré a mis hermanos tu nombre,en medio de la congregación te alabaré.
13 Y otra vez:Yo confiaré en él.Y de nuevo:He aquí, yo y los hijos que me dio Dios.
14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir, mediante la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, a saber, al diablo,
15 y librar a todos los que por temor a la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
16 Porque ciertamente no auxilió a los ángeles, sino que auxilió a la descendencia de Abraham.
17 Por lo cual, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que atañe a Dios, para expiar los pecados del pueblo.