2 sino que se deleitan en la ley del SEÑOR, la meditan día y noche.
3 Son como árboles junto a las riberas de un río, que no dejan de dar delicioso fruto cada estación. Sus hojas nunca se marchitan y todo lo que hacen prospera.
4 ¡Qué distinto el caso de los malvados! Son como la paja que el viento arrastra.
5 Por eso, los malvados no se sostendrán en el juicio, ni serán contados entre los buenos.
6 Porque el SEÑOR protege los pasos de los justos; pero los pasos de los impíos conducen a la perdición.