1 Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.¡Oh Dios, mi Dios! ¡Cómo te busco! ¡Qué sed tengo de ti en esta tierra reseca y triste en donde no hay agua! ¡Cómo anhelo encontrarte!
2 ¡Te he visto en tu santuario y he contemplado tu fortaleza y gloria,
3 porque tu amor y bondad son para mí mejor que la vida misma! ¡Cuánto te alabo!
4 Te bendeciré mientras viva, alzando a ti mis manos en oración.
5 Tú dejas mi alma más satisfecha que un delicioso banquete; te alabarán mis labios con gran júbilo.
6 Paso la noche despierto en mi lecho pensando en ti,
7 en cuánto me has ayudado. ¡Canto durante la noche con gozo bajo la protectora sombra de tus alas!
8 Te sigo de cerca, protegido por tu potente diestra.
9 Pero quienes planean destruirme descenderán a las profundidades de la tierra.
10 Están condenados a morir a espada; a ser comida de chacales.
11 Pero el rey se regocijará en Dios. Todos los que en él confían se alegrarán, y los mentirosos serán acallados.