8 Acechan en las callejuelas oscuras de la ciudad y asesinan a los inocentes que pasan.
9 Como leones, se agazapan silenciosos en espera de lanzarse sobre los indefensos. Como cazadores, hacen caer a sus víctimas en sus trampas.
10 Los desdichados son vencidos por la mayor fuerza de ellos, y caen bajo sus golpes.
11 «Dios no ve, no se dará cuenta», dicen para sí los malvados.
12 ¡Levántate, oh SEÑOR! ¡Oh Dios, aplástalos! No te olvides de los indefensos.
13 ¿Por qué permites que el malvado se quede tan campante después de maldecirte así, oh Dios? Porque ellos creen que nunca los llamarás a cuentas.
14 SEÑOR, tú ves todos los problemas y el dolor que han causado. Castígalos, pues, Oh, SEÑOR; el huérfano se encomienda en tus manos; tú eres auxilio del desvalido.