143 En mi angustia y tribulación tus mandamientos son mi alegría.
144 Tus decretos son siempre justos; ayúdame a comprenderlos y viviré.
145 Oro a ti con todo el corazón; respóndeme, SEÑOR; y obedeceré tus decretos.
146 A ti clamo: «¡Sálvame!» Así podré cumplir tus decretos.
147 Muy de mañana, antes de salir el sol, clamo a ti pidiendo ayuda; en tus palabras he puesto mi esperanza.
148 Me quedo despierto en la noche para meditar en tus promesas.
149 Conforme a tu justicia, salva mi vida.