1 Al director musical. De David, siervo del SEÑOR. David dedicó al SEÑOR la letra de esta canción cuando el SEÑOR lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. Dijo así:SEÑOR, ¡cuánto te amo! Porque eres mi fuerza.
2 El SEÑOR es mi fortaleza, mi roca y mi salvación; mi Dios es la roca en la que me refugio. Él es mi escudo, el poder que me salva.
3 Basta que clame a él para ser librado de todos mis enemigos: ¡Alabado sea el SEÑOR!
4 La muerte me envolvió con sus lazos; y torrentes de maldad se lanzaron poderosos contra mí.
5 El sepulcro me enredó en sus lazos; la misma muerte me clavó su mirada. Atrapado e indefenso, luchaba yo contra las cuerdas que me arrastraban hacia la muerte.