8 «Tenga lo que tenga, es sin remedio»; dicen. «¡De esa cama no se levantará!»
9 Hasta mi mejor amigo se ha vuelto contra mí; el hombre en quien yo confiaba; ¡con el que compartía el pan!
10 ¡SEÑOR, no me abandones! Muéstrate benigno y sáname, SEÑOR, para que pueda darles su merecido.
11 Veo que estás contento de mí porque no has permitido que mis enemigos me derroten.
12 Me has preservado por mi honradez; has permitido que para siempre esté en presencia tuya.
13 ¡Bendigan al SEÑOR, al Dios de Israel, cuya existencia data de un eterno pasado, y se extiende a un eterno porvenir! ¡Así sea! ¡Amén!