1 Al director musical. Masquil de los hijo de Coré.¡Así como el ciervo jadea anhelando el agua, te anhelo yo, Dios!
2 Tengo sed de Dios, del Dios vivo. ¿Dónde hallarlo, para ir a estar en su presencia?
3 Día y noche mi pan son mis lágrimas, y mientras tanto mis enemigos se mofan de mí. «¿Dónde está ese Dios tuyo?» dicen burlones.
4 Mi corazón se consume en la tristeza al recordar aquellos tiempos —¡cómo olvidarlos!— cuando guiaba a una gran multitud hacia el templo en días de fiesta, cantando con gozo, alabando al SEÑOR.