5 Tú, SEÑOR, eres el Dios todopoderoso, ¡eres el Dios de Israel! ¡Despiértate y castiga a todas las naciones; no tengas compasión de esos viles traidores!
6 Al anochecer vienen a espiar, y ladran como perros que rondan la ciudad.
7 Escucha la suciedad que sale de sus bocas, las espadas filosas que lanzan por sus labios, y dicen: ¿Quién va a oírnos?
8 SEÑOR, ríete de ellos, y búrlate de todas las naciones.
9 ¡Oh Dios, fortaleza mía!, esperaré a que me rescates, pues tú eres mi lugar seguro.
10 Dios mío tu amor por mí es muy grande; vendrás. Harás que yo vea la derrota de mis enemigos.
11 No los mates, porque mi pueblo olvida pronto estas lecciones, pero haz que se tambaleen bajo tu poder y ponlos de rodillas. ¡Tú SEÑOR, eres nuestro escudo!