2 ¡Te he visto en tu santuario y he contemplado tu fortaleza y gloria,
3 porque tu amor y bondad son para mí mejor que la vida misma! ¡Cuánto te alabo!
4 Te bendeciré mientras viva, alzando a ti mis manos en oración.
5 Tú dejas mi alma más satisfecha que un delicioso banquete; te alabarán mis labios con gran júbilo.
6 Paso la noche despierto en mi lecho pensando en ti,
7 en cuánto me has ayudado. ¡Canto durante la noche con gozo bajo la protectora sombra de tus alas!
8 Te sigo de cerca, protegido por tu potente diestra.