35 Entonces, recordaron que Dios era su roca; que su redentor era el Dios Altísimo.
36 Pero sólo de boca lo seguían; le mentían con la lengua;
37 lejos andaba su corazón. No cumplían con su pacto.
38 Pero él fue misericordioso; les perdonaba sus pecados y no los destruía. Una y otra vez contuvo su ira.
39 Porque se acordaba que eran simples mortales, que en un momento se desvanecen como un soplo del viento y nunca regresan.
40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en aquellos años del desierto y le entristecieron el corazón!
41 Una y otra vez pusieron a prueba la paciencia de Dios, y provocaron al Santo de Israel.