Proverbios 21 RVR1909

1 Como los ríos de agua, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina.

2 Todo camino del hombre es recto ante sus propios ojos, pero Jehová pesa los corazones.

3 Hacer justicia y juicio es para Jehová más agradable que el sacrificio.

4 La altivez de ojos, y el orgullo del corazón y el barbecho de los malvados son pecado.

5 Los pensamientos del diligente ciertamente van a la abundancia, pero todo el que se apresura, indefectiblemente va a la pobreza.

6 Acumular tesoros con lengua mentirosa es vanidad fugaz de los que buscan la muerte.

7 La rapiña de los malvados los destruirá, por cuanto no quisieron hacer juicio.

8 El camino del hombre perverso es torcido y extraño; mas la conducta del puro es recta.

9 Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa.

10 El alma del malvado desea el mal; su prójimo no halla favor ante sus ojos.

11 Cuando el escarnecedor es castigado, el ingenuo se hace sabio; y cuando se instruye al sabio, éste adquiere conocimiento.

12 Considera el justo la casa del malvado, cómo los malvados son trastornados por el mal.

13 El que cierra su oído al clamor del pobre también clamará y no será oído.

14 El regalo en secreto calma el furor; y el soborno en el seno, la fuerte ira.

15 Alegría es al justo hacer juicio, pero destrucción a los que hacen iniquidad.

16 El hombre que se aparta del camino del entendimiento irá a parar en la congregación de los muertos.

17 Hombre pobre será el que ama el deleite, y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá.

18 El rescate por el justo será el malvado, y por los rectos, el transgresor.

19 Mejor es morar en tierra desierta que con mujer rencillosa e iracunda.

20 Tesoro deseable y aceite hay en la casa del sabio, pero el hombre insensato todo lo disipa.

21 El que sigue la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y la honra.

22 La ciudad de los poderosos tomó el sabio y derribó la fuerza en que ella confiaba.

23 El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.

24 Soberbio y presuntuoso escarnecedor es el nombre del que actúa con insolente orgullo.

25 El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar.

26 El codicioso codicia todo el día, pero el justo da y no retiene.

27 El sacrificio de los malvados es abominación, ¡cuánto más ofreciéndolo con maldad!

28 El testigo falso perecerá, pero el habla del hombre que oye permanecerá.

29 El hombre malvado endurece su rostro, pero el recto asegura sus caminos.

30 No hay sabiduría, ni entendimiento ni consejo contra Jehová.

31 El caballo se prepara para el día de la batalla, pero de Jehová es la victoria.

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