23 Compra la verdad y no la vendas; también la sabiduría, la enseñanza y el entendimiento.
24 Mucho se alegrará el padre del justo, y el que engendra hijo sabio se regocijará con él.
25 ¡Alégrense tu padre y tu madre! ¡Y regocíjese la que te dio a luz!
26 Dame, hijo mío, tu corazón, y observen tus ojos mis caminos.
27 Porque fosa profunda es la ramera; y pozo angosto, la extraña.
28 Ciertamente ella está al acecho de la presa, y multiplica entre los hombres a los pérfidos.
29 ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el pesar? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo enrojecido de los ojos?