7 Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús de Nazaret.
8 Jesús respondió: Os he dicho que yo soy. Pues si a mí me buscáis, dejad ir a éstos,
9 para que así se cumpliese la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno.
10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó, e hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.
11 Jesús entonces dijo a Pedro: Guarda la espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?
12 Entonces la compañía de soldados, y el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús y le ataron.
13 Y le llevaron primeramente ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año.