15 Y tú, Capernaúm, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida.
16 El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.
17 Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, ¡aun los demonios se nos sujetan en tu nombre!
18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19 He aquí os doy potestad para hollar serpientes y escorpiones, y vencer toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
20 No obstante, no os regocijéis de esto, de que los espíritus se os sujeten, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el espíritu y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te agradó.