1 En esto, se había reunido una multitud innumerable, tantos que unos a otros se atropellaban. Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía,
2 porque nada hay encubierto que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.
3 Por tanto, las cosas que habéis dicho en tinieblas, a la luz serán oídas; y lo que habéis hablado al oído en las cámaras será pregonado desde las azoteas.
4 Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, pero después nada más pueden hacer.