23 Y le preguntó uno: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
24 Esforzaos por entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán.
25 Después que el padre de familia se levante y cierre la puerta, y estando fuera, comencéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; él, respondiendo, os dirá: No sé de dónde sois.
26 Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste;
27 pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de iniquidad.
28 Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.
29 Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.