24 porque éste, mi hijo, muerto era y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25 Y su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;
26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
27 Y el criado le dijo: Tu hermano ha venido, y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberle recibido sano y salvo.
28 Entonces se enojó y no quería entrar. Salió, por tanto, su padre y le rogaba que entrase.
29 Pero él, respondiendo, dijo al padre: He aquí tantos años hace que te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para alegrarme con mis amigos.
30 Pero cuando vino éste, tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.