2 diciendo: Había en una ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a hombre.
3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia contra mi adversario.
4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto, dijo dentro de sí: Aunque no temo a Dios ni tengo respeto a hombre,
5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que, viniendo de continuo, me agote la paciencia.
6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos que claman a él día y noche aunque sea longánimo acerca de ellos?
8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?