28 entonces él lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios y dijo:
29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra,
30 porque han visto mis ojos tu salvación,
31 la cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
32 luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.
33 Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de él.
34 Y los bendijo Simeón y dijo a su madre María: He aquí, este niño ha sido puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha;