18 Todo el que cayere sobre aquella piedra será quebrantado; mas sobre el que la piedra cayere, le desmenuzará.
19 Y procuraban los principales sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temían al pueblo.
20 Y, acechándole, enviaron espías que simulasen ser justos, a fin de sorprenderle en sus palabras, para entregarle al poder y a la autoridad del gobernador.
21 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas con rectitud, y que no haces acepción de personas, sino que enseñas el camino de Dios con verdad.
22 ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?
23 Pero él, entendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?
24 Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo, dijeron: De César.