24 Y dijo: De cierto os digo que ningún profeta es aceptado en su propia tierra.
25 Mas en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;
26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.
28 Entonces todos en la sinagoga se llenaron de ira al oír estas cosas;
29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.
30 Pero él pasó por en medio de ellos y se fue.