16 a Judas hermano de Jacobo, y a Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.
17 Y descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud del pueblo de toda Judea, y de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido para oírle y para ser sanados de sus enfermedades;
18 y los que habían sido atormentados por espíritus inmundos eran sanados.
19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque salía poder de él y sanaba a todos.
20 Y alzando él los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen y desechen vuestro nombre como malo por causa del Hijo del Hombre.