1 Dios nuestro,naciones enemigas nos han invadido,han entrado en tu santo temploy han dejado en ruinas a Jerusalén.
2 Mataron a tus fieles servidores,y echaron sus cadáveres al campopara que los devorenlos buitres y las bestias salvajes.
3 Por toda Jerusalénderramaron la sangre de los muertos,y a los muertos nadie los entierra.
4 Los pueblos vecinosse burlan de nosotros;¡somos el blanco de sus burlas!
5 Dios nuestro,¿cuánto más tendremos que esperar?¿Vas a estar siempre enojadoy ardiendo de enojo, como el fuego?
6 ¡Enójate entonces con las nacionesque no quieren reconocerte!¡Enójate con los reinosque no te reconocen como Dios!
7 A Israel lo han destruido;al país lo han dejado en ruinas.
8 No nos tomes en cuentalos pecados del pasado;¡muéstranos tu amory ven pronto a nuestro encuentro,pues grande es nuestra miseria!
9 Dios y salvador nuestro,¡ayúdanos!Por lo grandioso que eres,¡líbranos y perdona nuestros pecados!
10 ¿Por qué tienen que decirnoslas naciones enemigas:«Dios ya los ha abandonado»?¿No ves que han matado a tu puebloy han derramado su sangre?¡Cóbrales su muerte!¡Haz que esas malvadas nacionessufran la muerte en carne propia,y a nosotros, déjanos ser testigos!
11 Escucha, por favor,las quejas de los prisioneros,y salva con tu gran podera los condenados a muerte.
12 Dios nuestro,haz que nuestros vecinossufran en carne propialas ofensas que te han hecho.
13 Nosotros somos tu pueblo,y siempre te alabaremos;¡siempre te cantaremos alabanzas!