70 Ellos tienen la mente embrutecida; yo, en cambio, disfruto tus enseñanzas.
71 Fue bueno que yo sufriera tanto, porque así aprendí tus mandatos.
72 La enseñanza que sale de tus labios vale más para mí que todo el oro y la plata del mundo.
73 Tus manos me crearon, tú me formaste; ayúdame ahora a aprender y entender tus mandamientos.
74 Los que te respetan se alegran al verme, porque en tu palabra he puesto mi esperanza.
75 SEÑOR, yo sé que tus órdenes son justas y que fue necesario que me castigaras,
76 pero ahora te pido que me consueles con tu fiel amor, tal como me lo prometiste.