1 Afortunados los que ayudan al pobre a salir adelante porque cuando estén en peligro, el SEÑOR los salvará.
2 El SEÑOR los protegerá y los mantendrá con vida. Serán felices en la tierra y no los dejará caer en manos de sus enemigos.
3 El SEÑOR les dará fortaleza cuando se sientan débiles. Los sanará cuando estén enfermos y en cama.
4 Yo dije: «SEÑOR, he pecado contra ti, pero por favor ten compasión de mí y alíviame».
5 Pero mis enemigos decían contra mí: «¿Cuándo morirá y pasará al olvido?»
6 Venían a verme, pero no me decían lo que en realidad estaban pensando, sino que venían a recoger calumnias y salir a contarlas.
7 Todos mis rivales murmuraban y planeaban cosas en mi contra.
8 Ellos decían: «Debe haber hecho algo malo ya que está enfermo y no puede recuperarse».
9 Hasta mi mejor amigo en quien yo confiaba, con el que compartí mi comida, se puso en mi contra.
10 Así que te pido SEÑOR que tengas compasión de mí; ayúdame a levantarme para poder pagarles lo que merecen.
11 Sólo así podré saber que no estás enojado conmigo y que no incitaste a mis enemigos a que me atacaran.
12 Sabré que era inocente, que tú me ayudaste y me permitiste servirte siempre.