1 Dios mío, protégeme, pues en ti me refugio.
2 Algunos dijeron: «SEÑOR, tú eres mi dueño, sin ti soy un infeliz».
3 Y al mismo tiempo dijeron a los dioses santos del país: «Ustedes también son fuertes y muy agradables».
4 Los que siguen a otro dios sufrirán mucho. Yo no participaré en las ofrendas sangrientas que ellos hacen a sus ídolos. Ni siquiera permitiré que mis labios pronuncien el nombre de esos dioses falsos.