1 El SEÑOR es mi luz y mi salvación. ¿A quién podría yo temerle? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, así que no le temo a nadie.
2 Aunque los perversos me ataquen y traten de destruirme, aunque mis enemigos me ataquen, serán ellos los que tropiecen y caigan.
3 No tendré miedo aunque todo un ejército me rodee. Confiaré en Dios aunque me declaren la guerra.
4 Sólo una cosa le pido al SEÑOR; esto es lo que más quiero: habitar en la casa del SEÑOR por el resto de mi vida. Así podré disfrutar del placer de estar junto al SEÑOR y visitarlo en su templo.
5 Cuando esté en peligro, él me protegerá en su casa. Él me esconderá bajo su techo, me llevará a un lugar seguro.
6 El SEÑOR me ayudará a derrotar a los enemigos que me rodean. Así con alegría podré ofrecerle sacrificios en su templo y cantar en su honor.
7 SEÑOR, escucha a mi llamado, ten compasión de mí y contéstame.