1 Señor mío, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
2 Tú ya eras Dios aun antes que las montañas se formaran y que crearas la tierra y el mundo. Tú eras y siempre serás Dios.
3 Tú traes a los seres humanos al mundo y los conviertes en polvo de nuevo.
4 Para ti, mil años son como un día que ya se va, como unas horas que pasan en la noche.
5 Siembras a los seres humanos cada año, de mañana brotan como la hierba.
6 La hierba crece en la mañana y por la tarde se seca y muere.
7 Tu furia nos consume; tu enojo nos llena de miedo.