5 Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.
6 Y aconteció que cuando mandó al varón vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró y se detuvo entre las ruedas.
7 Y un querubín extendió su mano de en medio de los querubines hacia el fuego que estaba entre los querubines, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió.
8 Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.
9 Y miré, y he aquí, cuatro ruedas junto a los querubines, una rueda junto a cada querubín, y el aspecto de las ruedas era como el de piedra de jaspe.
10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si una rueda estuviera en medio de otra.
11 Cuando andaban, hacia sus cuatro costados andaban; no se desviaban cuando andaban, sino que al lugar adonde la cabeza se dirigía, en pos de ella iban; no se desviaban cuando andaban.