17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca y los amonestarás de mi parte.
18 Cuando yo diga al malvado: De cierto morirás, y tú no lo amonestas ni le hablas, para que el malvado sea advertido de su mal camino a fin de que viva, el malvado morirá en su iniquidad, mas su sangre demandaré de tu mano.
19 Pero si tú amonestas al malvado, y él no se convierte de su maldad ni de su mal camino, él morirá en su iniquidad, pero tú habrás librado tu alma.
20 Y si el justo se aparta de su justicia y comete iniquidad, y yo pongo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no lo amonestaste, en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no serán recordadas; mas su sangre demandaré de tu mano.
21 Pero si amonestas al justo para que no peque, y no peca, ciertamente vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.
22 Y vino allí la mano de Jehová sobre mí y me dijo: Levántate y sal al campo, y allí hablaré contigo.
23 Entonces me levanté y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.