5 porque el SEÑOR ha aplastado tu impío poder y ha quebrantado tu perverso gobierno!».
6 Tú perseguiste a mi pueblo con incesantes golpes rabiosos y tuviste a las naciones entre tus crueles garras. La tuya fue una tiranía desenfrenada.
7 ¡Mas por fin toda la tierra está en reposo y tranquilidad! Todo el mundo comienza a cantar.
8 Hasta los árboles de los bosques —los pinos y cedros del Líbano— entonan este cántico jubiloso: «Quebrantado está tu poder, nadie más nos inquietará; por fin tenemos paz».
9 Los moradores del infierno se apiñan para recibirte cuando entras en su dominio. Caudillos de todo el mundo y los más poderosos reyes, muertos hace mucho, están allí para verte.
10 Exclaman a una voz: «¡Ahora eres tan débil como nosotros!»
11 Se esfumaron tu grandeza y poder; contigo quedan enterrados. Cesó toda dulce música en tu palacio; ahora tu sábana son larvas y tu frazada, gusanos.