1 Vengan a escuchar este mensaje, naciones de la tierra, oigan mis palabras el mundo y cuanto hay en él.
2 El SEÑOR está enfurecido contra las naciones, su ira se abalanza contra los ejércitos. Él los destruirá por completo, provocándoles gran mortandad.
3 Sus muertos quedarán sin sepultar, y el hedor de los cuerpos putrefactos llenará la tierra, y la sangre correrá por los montes.
4 En aquel día los cielos se fundirán y desaparecerán como quien enrolla un pergamino, y como si fueran hojas, o fruta madura, caerán las estrellas.
5 Y cuando mi espada haya acabado su obra destructora en los cielos ¡tengan cuidado! porque entonces se descargará sobre Edom, el pueblo que he condenado.
6 La espada del SEÑOR está saciada de sangre, está harta de carne, como si hubiera estado degollando ovejas y cabras para el sacrificio. Porque como si hubiera gran sacrificio, enorme matanza, hará el SEÑOR en Edom.
7 Morirán los más vigorosos, tanto entre los muchachos como entre los veteranos. La tierra quedará empapada en sangre y el suelo rebosante de grasa.
8 Porque es el día de venganza, el año de retribución por lo que Edom le ha hecho a Israel.
9 Los arroyos de Edom estarán llenos de brea ardiente, y de fuego la tierra.
10 Este castigo de Edom no terminará nunca, su humo se elevará eternamente. La tierra quedará desierta generación tras generación; nadie volverá a vivir allí.
11 Gavilanes y puercoespines morarán allí, así como también lechuzas y cuervos. Porque Dios observará esta tierra y la hallará digna de ser destruida. Probará a sus nobles y los hallará dignos de muerte.
12 Será llamada «Tierra de Nada», y sus príncipes desaparecerán pronto.
13 Espinos cubrirán sus palacios y ortigas crecerán en sus fuertes, y se convertirá en guarida de chacales y hogar de avestruces.
14 Allí se mezclarán las fieras del desierto con las hienas y los lobos. Sus aullidos llenarán la noche. Allí los monstruos nocturnos chillarán uno contra otro; allí irán a asentarse los demonios.
15 La lechuza hará su nido, pondrá sus huevos y empollará sus pequeños, cobijándolos con sus alas, y los milanos acudirán cada uno con su compañera.
16 Escudriñen el Libro del SEÑOR y vean todo lo que hará. No se perderá ni un detalle, no habrá milano al que le falte su compañera, porque el SEÑOR lo ha dicho y su Espíritu hará que se cumpla.
17 Él ha medido y subdividido la tierra, y la ha entregado a esas dolientes criaturas; ellas la poseerán por siempre, generación tras generación.