21 Súbita y airadamente vendrá el SEÑOR, como en el monte Perasín y en Gabaón, para hacer algo extraño e inaudito: ¡destruir a su propio pueblo!
22 Así que no más burlas para que su castigo no sea aún mayor, pues el SEÑOR Dios todopoderoso me ha dicho claramente que está resuelto a aplastarlos.
23-24 Escúchenme, escuchen mi súplica: ¿Siembra continuamente el labrador sin cosechar jamás? ¿Abre el surco eternamente sin sembrar nunca?
25 ¿No siembra al fin sus diversos granos, cada cual en una sección del terreno?
26 Él sabe exactamente qué debe hacer, porque Dios ha hecho que vea y entienda.
27 Él no trilla todo grano de la misma manera. No golpea el eneldo con un mazo, sino con un palo. No se pasa la rueda trilladora sobre el comino, sino que suavemente se le da con una vara.
28 El trigo se aplasta con facilidad, y por eso no lo golpea mucho.