8 Pero los buenos serán generosos con el prójimo, y Dios los bendecirá por todo lo que hacen.
9 Escúchenme, mujeres que viven en la ociosidad, escúchenme y les diré su recompensa:
10 Dentro de poco, algo más de un año, tendrán súbita preocupación, ustedes que están despreocupadas. Porque se perderá la cosecha de frutas y no se realizará la siega.
11 Tiemblen, mujeres de vida cómoda, renuncien a la despreocupación. Quítense su linda ropa, pónganse saco penitencial por su dolor.
12 Golpéense los pechos de pena por las ricas haciendas que pronto se les irán de las manos, y por las fértiles viñas de antaño.
13 Porque sus tierras se llenarán de espinos y zarzas, desaparecerán sus alegres casas y felices ciudades.
14 Deshabitados quedarán los palacios y las mansiones, y vacías las ciudades populosas. Montaraces manadas de burros y cabras pastarán en los montes donde estaban las torres de vigía.