9 ¿Te llevaré al momento del parto y no darás a luz?, pregunta el SEÑOR tu Dios. ¡No, jamás!
10 ¡Regocíjense con Jerusalén, alégrense con ella todos cuantos la aman, los que por ella han llorado!
11 ¡Deléitense en Jerusalén, beban profundamente de su gloria, tal como la madre alimenta tiernamente a su pequeño!
12 Como río inundará la prosperidad a Jerusalén, dice el SEÑOR, pues yo le enviaré las riquezas de los gentiles. Sus hijos serán amamantados por sus pechos, llevados en sus caderas y mecidos en su regazo.
13 Allí te consolaré como una madre lo hace con su pequeñín.
14 Cuando vean a Jerusalén, su corazón se regocijará; tendrán vigorosa salud. Todo el mundo verá la buena mano de Dios sobre su pueblo y su ira sobre sus enemigos.
15 ¡Pues miren, el SEÑOR vendrá con fuego y con veloces carros de juicio para derramar la furia de su ira y su ardiente reprensión entre llamas de fuego!