3 Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se han apoderado de mí, como angustias de mujer de parto; me he agobiado al oírlo, y al verlo me he espantado.
4 Ha desfallecido mi corazón; el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me ha vuelto en espanto.
5 Ponen la mesa, extienden tapices, comen, beben. ¡Levantaos, oh príncipes, ungid el escudo!,
6 porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea.
7 Y vio hombres montados, parejas de jinetes, gente montada en asnos y gente montada en camellos. Luego miró más atentamente,
8 y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guardia;
9 y he aquí, vienen hombres a caballo y parejas de jinetes. Después habló y dijo: ¡Ha caído, ha caído Babilonia! Y todas las imágenes de sus dioses están destrozadas en tierra.