Isaías 32 RVR1909

1 He aquí que con justicia reinará un rey, y príncipes presidirán con justicia.

2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento y como un abrigo contra la tormenta, como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra sedienta.

3 No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos.

4 Y el corazón de los imprudentes entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos se aligerará para hablar claramente.

5 El necio nunca más será llamado noble, ni será llamado noble el canalla.

6 Porque el necio hablará necedades, y su corazón maquinará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar falsedad contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta y quitando la bebida al sediento.

7 Los recursos del canalla son malos; él maquina pensamientos para enredar a los ingenuos con palabras mentirosas, aun cuando el pobre hable lo que es justo.

8 Pero el que es noble piensa con nobleza, y en su nobleza permanece.

9 ¡Mujeres indolentes, levantaos; oíd mi voz. Hijas confiadas, escuchad mi palabra!

10 De aquí a poco más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará y la cosecha no vendrá.

11 ¡Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos y ceñid los lomos con cilicio!

12 Golpeándose el pecho, se lamentarán por los campos deleitosos, por la viña fértil.

13 Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos; sí, sobre todas las casas donde hay regocijo en la ciudad alegre.

14 Porque el palacio ha quedado desierto, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, un deleite para asnos monteses y pastizal para los rebaños,

15 hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea considerado como bosque.

16 Y la justicia habitará en el desierto, y en el campo fértil morará la rectitud.

17 Y el efecto de la rectitud será paz; y el resultado de la rectitud, reposo y seguridad para siempre.

18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, y en habitaciones seguras y en tranquilos lugares de reposo.

19 Y caerá granizo cuando caiga el bosque, y la ciudad será del todo abatida.

20 Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas y dejáis sueltos al buey y al asno.