Isaías 41 RVR1909

1 Guardad silencio ante mí, oh islas, y renueven fuerzas los pueblos; acérquense y entonces hablen; vengamos juntos a juicio.

2 ¿Quién despertó al justo del oriente, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones y le hizo gobernar sobre reyes? Los entregó a su espada como polvo, y a su arco como hojarasca arrebatada.

3 Los persiguió; pasó en paz por un camino por donde sus pies nunca habían pisado.

4 ¿Quién hizo y realizó esto, llamando a las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y con los postreros; yo soy aquél.

5 Las islas vieron y tuvieron temor; los confines de la tierra temblaron, se acercaron y vinieron.

6 Cada cual ayuda a su prójimo y dice a su hermano: ¡Sé fuerte!

7 El artífice anima al orfebre, y el que aplana con martillo dice al que bate en el yunque, acerca de la soldadura: ¡Está bien! Y lo afirma con clavos para que no se mueva.

8 Pero tú, oh Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham, mi amigo.

9 Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí y no te deseché.

10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te fortalezco; siempre te ayudaré; siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y humillados; los que contienden contigo serán como nada y perecerán.

12 Los buscarás y no los hallarás, los que tienen contienda contigo; aquellos que te hacen la guerra serán como nada y como cosa que no es.

13 Porque yo, Jehová, soy tu Dios, quien te sostiene de la mano derecha y te dice: No temas, yo te ayudaré.

14 No temas, gusano de Jacob, oh vosotros hombres de Israel; yo te socorreré, dice Jehová, tu Redentor, el Santo de Israel.

15 He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, cortante, lleno de dientes; trillarás montes y los molerás, y convertirás los collados en tamo.

16 Los aventarás, y se los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino. Pero tú te regocijarás en Jehová; te gloriarás en el Santo de Israel.

17 Los afligidos y menesterosos buscan agua, pero no hay; se secó de sed su lengua; yo, Jehová, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los desampararé.

18 En las cumbres abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques de agua, y la tierra seca en manantiales de agua.

19 Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; pondré en el yermo cipreses, olmos y álamos juntamente,

20 para que vean, y sepan, y consideren y entiendan todos que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo ha creado.

21 Presentad vuestra causa, dice Jehová; exponed vuestros fuertes razonamientos, dice el Rey de Jacob.

22 Tráiganlos y declárennos lo que ha de suceder; dígannos lo que ha sucedido desde el principio, y lo consideraremos en nuestro corazón, para que sepamos también su final; y hacednos entender lo que ha de venir.

23 Declaradnos lo que ha de venir después, para que sepamos que vosotros sois dioses; haced algo, sea bueno o malo, para que lo temamos y lo veamos juntamente.

24 He aquí que vosotros no sois nada, y vuestras obras son vanidad; abominación es el que os escoge.

25 Del norte desperté a uno, y vendrá; del nacimiento del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes como a lodo, como pisotea al barro el alfarero.

26 ¿Quién lo declaró desde el principio, para que lo supiéramos; o de tiempo atrás, para que dijéramos: Es justo? Ciertamente no hay quien lo declare; sí, no hay quien lo anuncie; ciertamente no hay quien oiga vuestras palabras.

27 He aquí, yo soy el primero que he declarado estas cosas a Sión, y a Jerusalén daré un portador de buenas nuevas.

28 Miro, y no hay nadie; y entre ellos ningún consejero hay; les pregunto, y no responden palabra.

29 He aquí, todos son vanidad, y las obras de ellos nada son. ¡Viento y vanidad son sus imágenes fundidas!