32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte Sión los que escapen. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
33 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad ni arrojará saeta contra ella; no vendrá delante de ella con escudo ni será levantado contra ella terraplén.
34 Por el camino que vino volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
35 Pues yo ampararé a esta ciudad para salvarla por mi causa y por causa de David, mi siervo.
36 Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí, no había más que cadáveres.
37 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió, y se fue, y volvió y moró en Nínive.
38 Y acaeció que mientras adoraba en el templo de Nisroc, su dios, Adramelec y Sarezer, sus hijos, lo mataron a filo de espada y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar su hijo Esar-hadón.