2 Hablad al corazón de Jerusalén y decidle a voces que su lucha ha terminado, que su iniquidad es perdonada, que ya ha recibido de la mano de Jehová el doble por todos sus pecados.
3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino de Jehová; enderezad calzada en el yermo para nuestro Dios.
4 Todo valle será alzado, y todo monte y collado serán bajados; y lo torcido será enderezado, y lo áspero será allanado.
5 Entonces se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá, porque la boca de Jehová ha hablado.
6 Una voz que decía: Da voces. Y él respondió: ¿Qué tengo que decir a voces? Toda carne es hierba, y toda su bondad como flor del campo.
7 La hierba se seca, la flor se marchita, porque el aliento de Jehová sopla sobre ella; ciertamente el pueblo es hierba.
8 Se seca la hierba, se marchita la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.