5 ¿A quién me asemejáis, y me igualáis y me comparáis, para que seamos semejantes?
6 Algunos derrochan oro de la bolsa y pesan plata con balanza; contratan a un platero, y éste hace un dios de ello; se postran, sí, y lo adoran.
7 Se lo echan sobre los hombros, lo llevan y lo colocan en su lugar; allí se está y no se mueve de su sitio. Sí, le claman, pero tampoco responde ni libra de la tribulación.
8 Acordaos de esto y sed firmes; recordadlo en vuestro corazón, transgresores.
9 Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro; yo soy Dios, y nada hay semejante a mí,
10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;
11 que llamo desde el oriente al ave de rapiña y de tierra lejana al hombre de mi consejo. Yo hablé, y haré que acontezca; lo he pensado, y también lo haré.