3 Ciertamente consolará Jehová a Sión; consolará todas sus soledades, y convertirá su desierto en Edén y su soledad en huerto de Jehová; se hallarán en ella alegría y gozo, alabanza y voz de cántico.
4 Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía, porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos.
5 Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación y mis brazos juzgarán a los pueblos; en mí esperarán las islas, y en mi brazo pondrán su esperanza.
6 Alzad a los cielos vuestros ojos y mirad abajo a la tierra, porque los cielos se desvanecerán como el humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir; y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre y mi justicia no perecerá.
7 Oídme, los que conocéis rectitud, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre ni tengáis miedo de sus ultrajes.
8 Porque como a vestidura los comerá la polilla, como a lana los comerá el gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación de generación en generación.
9 Despiértate, despiértate; vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en las generaciones pasadas. ¿No eres tú el que cortó en pedazos a Rahab y el que hirió al dragón?