9 Despiértate, despiértate; vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en las generaciones pasadas. ¿No eres tú el que cortó en pedazos a Rahab y el que hirió al dragón?
10 ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasasen los redimidos?
11 Por tanto, volverán los redimidos de Jehová; irán a Sión cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; obtendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.
12 Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que será como el heno?
13 ¿Ya te has olvidado de Jehová, tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente el furor del que oprime, cuando se disponía a destruir? Mas, ¿dónde está el furor del que oprime?
14 El preso agobiado se da prisa para quedar libre; y no morirá en la fosa ni carecerá de su pan.
15 Pero yo soy Jehová tu Dios, que agito el mar y hago rugir sus olas. Jehová de los ejércitos es su nombre.