3 He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los he pisado con mi ira y los he hollado con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.
4 Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.
5 Y miré y no había quien ayudara, y me maravillé de que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi propio brazo, y mi ira me sostuvo.
6 Y en mi ira hollé a los pueblos, y los embriagué con mi furor y derramé en tierra su sangre.
7 De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha dado según sus misericordias y según la abundancia de su amorosa bondad.
8 Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y él fue su Salvador.
9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su compasión los redimió, y los levantó y los llevó todos los días de la antigüedad.