8 Y tomaba un pedazo de teja para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
9 Entonces le dijo su esposa: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.
10 Pero él le dijo: Has hablado como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas. ¿Pues qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
11 Y tres amigos de Job, Elifaz, el temanita, y Bildad, el suhita, y Zofar, el naamatita, luego que oyeron de todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar, porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.
12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo reconocieron y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
13 Así se sentaron con él en tierra durante siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.