4 Sea aquel día sombrío, y no cuide de él Dios desde arriba ni claridad sobre él resplandezca.
5 Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; repose sobre él nublado que lo haga horrible como día caliginoso.
6 Ocupe aquella noche la oscuridad; no sea contada entre los días del año ni venga en el número de los meses.
7 ¡He aquí, sea aquella noche solitaria, que no haya canción alguna en ella!
8 Maldíganla los que maldicen el día, los que se aprestan para despertar a Leviatán.
9 Oscurézcanse las estrellas del anochecer; espere la luz, y no venga ni vea el parpadeo de la aurora,
10 por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba ni escondió de mis ojos el sufrimiento.