3 pues no hacen iniquidad, sino que andan en sus caminos.
4 Tú has mandado que se guarden diligentemente tus preceptos.
5 ¡Ojalá fuesen dirigidos mis caminos para observar tus estatutos!
6 Entonces no sería yo avergonzado cuando observara todos tus mandamientos.
7 Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprenda tus justos juicios.
8 Tus estatutos guardaré; no me abandones nunca.
9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.