3 vivos nos habrían tragado entonces, cuando se encendió su furor contra nosotros.
4 Entonces nos habrían inundado las aguas; sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;
5 hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las impetuosas aguas.
6 ¡Bendito sea Jehová, que no nos dio como presa a los dientes de ellos!
7 Nuestra alma ha escapado cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros.
8 Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, que hizo el cielo y la tierra.