9 Abundante lluvia esparciste, oh Dios; a tu heredad desfallecida tú la reanimaste.
10 Los que son de tu grey han morado en ella; por tu bondad, oh Dios, has provisto para el pobre.
11 El Señor daba la palabra; había gran multitud que llevaba buenas nuevas.
12 Huyeron, huyeron reyes de ejércitos, y las que se quedaban en casa repartían los despojos.
13 Aunque os recostáis entre los tiestos, seréis como alas de paloma cubiertas de plata, y sus plumas con la amarillez del oro.
14 Cuando esparció el Omnipotente a los reyes allí, fue como la nieve en el monte Salmón.
15 Monte de Dios es el monte de Basán, monte alto el de Basán.